Ayer mi mamá y yo nos pusimos a ver un concurso de compradoras de ropa en televisión. Antes de que empezara el programa, alcanzamos a ver los últimos minutos de otro, el cual mostraba la transformación de una madre y su hija (nueva ropa, nuevo corte de pelo, adición de maquillaje). La hija era apenas una adolescente, su cara seguía siendo de niñita, pero todos sabemos que una mujer nunca es demasiado joven para requerir mejoras.
Mientras la familia y amigos de la niña la vitoreaban por el nuevo look, la cámara se detuvo brevemente en su novio, quien aprobó el cambio. El chico se veía realmente mal con su bozo obstinado y melena fallida (una especie de casco de pelo inflado), pero era claro que a él nunca se le pediría modificar nada de su apariencia. Como hombre que era, tenía derecho a ser él mismo tal cual, mientras que ella había tenido que pasar por la picota pública por no ser su mejor versión posible.
Después del concurso de compradoras de ropa —nada que comentar al respecto— empezó otro programa, esta vez sobre una mujer que se ponía ropa demasiado holgada porque le acomplejaba su cuerpo después de una temporada de sobrepeso posparto y ahora a su esposo se le había conferido el poder de destruir todas las prendas de ella que le desagradaran para luego escoger lo que preferiría verle puesto. “Esta es la mujer de la que me enamoré”, se lamentaba el esposo frente a una foto de la señora vestida de gala para un evento cuando aún no tenía hijos. Una vez más, lo cautivante no era la mujer en sí, sino su mejor versión posible, y a eso aspiraba él a devolverla mediante la humillación de pasarle la ropa por una trituradora.
La vida de la mujer se va en estar parada frente al jurado de la gente que la rodea y esperar su aprobación, aguardar por sus notas de edición, sus sugerencias de retoques. Se va en saber que, tenga las cualidades que tenga, nunca es suficiente. Podrá ser una gran persona, pero nadie quiere una persona sino una mujer, algo que más que un género es una especie de quimera. No se trata de ser más bella porque incluso a la más bella también habrá algo que achacarle. Algo hay que cambiar. Se requiere más esfuerzo. La mujer debe aspirar a ser la mejor versión posible de sí misma, pero como la zanahoria atada a la caña sobre la espalda del burro, esta versión es inalcanzable. El jurado se va insatisfecho.
¿Has visto How to Look Good Naked en la BBC?
Es uno de esos programas de cambio, pero me parece que un poquito mejor enfocado.
Muestran mucho menos la parte de la ropa y el maquillaje y mucho más a la protagonista del capítulo frente aprendiendo a aceptar que es bonita, así ya no sea tan joven/flaca/musculosa/lo que sea. Tiene capítulos muy bacanos.
Esos programas de cambio de look tienen el fondo perverso del que vos hablaste: la obligación social que asumen o se dejan imponer las mujeres de ser su mejor versión posible.
Me da mucha rabia cuando la gente dice que el esposo de x persona le puso cachos porque “se descuidó” y descuidarse en ese contexto no es dejar de ser buena persona, generoso, alegre o limpio siquiera, sino no mantenerse a dieta y destinar gran parte del tiempo libre al gimnasio y la peluquería para pelear contra los años que no vienen solos.
Alguna vez hablaba con alguien del mismo asunto, y sí, es complicado porque a la “fea” no le ponen atención si es “difícil de ver” y a la muy bonita suele no tomársele en serio porque… cómo alguien bonito va a tener algo en la cabeza, si desde chiquito se sabe bonito y seguramente nunca ha invertido ningún esfuerzo en mejorar algo que no sea el empaque…? Creo que la única salida posible es estar feliz uno con lo que uno mismo es, y saber que seguramente algunas cualidades explotables tendrá, así como defectos que debe saber manejar, de manera que aunque la opinión/percepción de los demás importa, no debe ser lo fundamental. Si mi esposo/novio/consorte me sale un día con eso de que ya no soy lo que era y extraña mucho esa persona más joven que fui, bien puede irse al carajo, luego de enumerarle detalladamente las cositas en las que él se ha añejado también.
*de todas maneras lo de la belleza también afecta a los hombres, si es para cargos “de mando” es preferible que estén bajo ciertos estándares. A ellos también les piden hoja de vida con foto jeje.