El fin de la narrativa personal en Internet

Con todo el revuelo de los últimos días por la inminente desaparición de Google Reader, me puse a probar servicios alternativos para dar el salto y poder seguir leyendo mis blogs favoritos sin tener que buscarlos uno por uno. Mi intención era usar Feedly y The Old Reader durante un tiempo y hacer una comparación —por lo pronto ambos me desesperan por diferentes motivos, pero tengamos en cuenta que Google Reader tampoco fue un buen cambio cuando Bloglines amenazó con marcharse—. Sin embargo, en el proceso de importar mis feeds me percaté de algo.

La mayoría de blogs que sigo están muertos.

Bueno, eso no es. O sea, yo ya sabía eso. Con el pasar de los años los vi partir uno por uno y me negué a borrarlos, como por dejar un pasado ahí quieto por si se necesita más adelante. Esa romántica desidia resultó útil, pues me ayudó a constatar que todos los desaparecidos eran autobiografías por entregas. Ahora los que quedan son puros blogs de opinión o cómics. Son páginas que tienen un propósito específico.

Es chistoso porque en 2009 un grupo de old-school bloggers armó un panel en Campus Party para defender el derecho de los blogs a no decir nada. En una época donde los nuevos escritores de Internet se estaban atribuyendo enormes poderes sobre el destino del mundo —como los tuiteros ahora, probablemente—, estos ancianos de la red salieron a reclamar el derecho a no tener ninguna responsabilidad. Me declaro culpable de haber estado allí, aunque no recuerdo haber dicho absolutamente nada además de mi nombre (apenas los demás panelistas sacaron a relucir sus credenciales supe que yo no tenía nada que hacer ahí, o que al menos una estudiante ociosa como yo no era ninguna autoridad para hablar de Internet). Íbamos allá dizque a burlarnos de “cómo monetizar su blog”, pero no solo el panel fue un estrepitoso fiasco (supongo que menos mal no abrí la boca), sino que ahora pagarle a alguien por escribir un blog sobre algo es práctica común.

Lo curioso del asunto es que, para 2013, casi todos aquellos defensores del blog sin rumbo habían abandonado los suyos o los habían convertido en columnas de opinión o herramientas profesionales. Esto significa que en tan solo cuatro años la narrativa personal desapareció casi que por completo de Internet para darle paso al reinado de la opinión. Me gustaría decir que la culpa la tiene Twitter, y sí, en gran parte por su facilidad para convertirse en medio de desahogo inmediato. No obstante, aún en la volatilidad del microblogging tienen más peso las opiniones que la narración, aún (o especialmente) si vienen en forma de aforismo. Quisiera saber qué suscitó este cambio.

Cavorite me sugiere que de pronto lo que ocurre es que la gente ya ha crecido, pero yo me rehúso a creer que madurar sea sinónimo de dejar de narrarse. Sería refrescante volver a leer algo tan único como una vida en lugar del continuo repiquetear del tema del día.

13 Responses to “El fin de la narrativa personal en Internet”


  • Creo que las personas han dejado de escribir sus vidas en línea por que ahora son mucho más conscientes de los problemas de privacidad que existen en la red, o de como todo lo que hagan por acá podrá volver en maneras no deseadas. Eso ha hecho que las personas sean un poco más cuidadosas con lo que escriben en línea.

    Solo hace falta recordar el suceso, a finales del año pasado, cuando facebook decidió poner todos los mensajes públicos que sus usuarios habían escrito, en el timeline. La mayoría de esos mensajes databan del 2007 – 2009. Muchos usuarios se quejaron que sus menajes privados se habían hecho públicos, pero no, simplemente entonces compartíamos mucho más de nuestra vida privada por que no conocíamos las consecuencias.

    En todo caso, creo que de todos los blogs que seguía en el 2007, este es el único que sigue activo; y si bien no comento casi nunca, siempre es refrescante pasar y leer por acá.

  • Yo persistí en ponerle la tilde a sólo. Persisto en mantener un weblog personal.

    Pasa que ahora hay 700 potenciales lectores y quién sabe cuántos más en G+ y en servidores personales de RSS. Antes era un freak ring de diez individuos donde divulgar nombres y situaciones no resultaba tan comprometedor. Finalmente, todos se conocían así que no iba a resultar nada nuevo. Tal vez por eso mismo, cuando TOL creció se llenó de chismorreo; ya no había ese conocimiento previo y comentar algo que había publicado alguien sí podía llegar a generar sorpresa.

    Creo además que las personas andan buscando siempre un espacio donde puedan ser un poco más abiertos y un poco menos prevenidos. Donde vuelva el anonimato de antaño y donde se pueda comenzar de cero en lo de ser uno mismo sin parecerlo.

    Cuando me alejé de twitter, vi esa misma tendencia a represar las ideas breves hasta convertirlas en algo lo suficientemente consistente para ponerlo en un post. Javier lo denominó un blog sentimental.

    Y pues sí, yo me la paso escribiendo sobre sentimientos y cosas ñoñas. O sea, sobre mí.

  • A mí me da miedo seguir escribiendo en mi blog. El miedo de siempre a escribir (el que se suponía iba a curar al obligarme a mantener un blog) pero también el miedo a los trolls. Hace ocho años cuando abrí el mío y comencé a hablar de mí, me sentía segura. Sentía que la gente (amigos y desconocidos) me leía respetuosamente, entendía y de cierta manera se identificaba conmigo. Eso me motivaba a seguir escribiendo y compartiendo sin ningún miramiento. Había respeto por lo que el bloguero decía a pesar de los trolls ocasionales (que eran menos) porque dar a conocer el blog a grandes audiencias aún no era posible (o yo nunca supe cómo).

    También estoy de acuerdo en que Twitter tuvo la culpa. No nada más en que nos obligó a resumir lo que queríamos decir, sino porque ahora nadie tiene respeto por lo que dicen los demás. Antes un bloguero era alguien que más o menos sabía escribir (o creía que sabía) y los demás lo respetábamos primero por eso y luego por otras cosas. Tener un blog era mostrarle al mundo que eras lo suficientemente bueno para escribir como para compartir con el mundo. Muchas veces no importaba mucho lo que tuvieras que decir con tal de que lo dijeras bonito o chistoso. Hoy, como bien dices, Twitter nos ha enseñado que todos pueden opinar y que todas las opiniones valen lo mismo y que, finalmente, es lo único que vale. Ahora los trolls no tienen que demostrar que también saben escribir y que también merecen respeto, solo molestan y ya… en 140 caracteres.

    También me da miedo que mis alumnos y colegas del trabajo lean lo que escribo, por supuesto, y concuerdo con sambatyon y alfabravo en que ahora somos más conscientes de la privacidad. Y es que antes no cualquiera sabía que existían los blogs y por eso era un ambiente más seguro y privado.

    Hace dos semanas dos amigos de Twitter y yo nos propusimos revivir nuestros blogs. Ahí la llevamos.

  • Yo sigo escribiendo, al principio eran aventuras felices y de amor… despues de desamor y absoluta tristeza.
    Ahora mi felicidad propia, mia, mia, de mi vuelve!!

    Escribir es bonito, es chevere y es agradable.
    Nos hace mas espontaneos y mas inteligentes, y al final de cuentas uno termina encontrando seres humanos tan o MAS sentimentales y ñoños que nosotros mismos… y ESO es muy chevere.

    [perdon la falta de tildes, el pc de la oficina es gringo y no se deja configurar]

  • Con frecuencia me pregunto qué “mató” mi blog. Una vez grafiqué y estudié juiciosamente el número de posts por mes y encontré, para mi sorpresa, que la “muerte” le había llegado antes de Twitter, antes de octubre de 2007.

    El asunto parece haber coincidido, en mi caso, más bien, con el haber comenzado a trabajar en serio, con alguna suerte de estabilización emocional y con un cambio entre dejar de ser opinador a ser proyectador de cosas. No es que haya dejado de opinar, pero lo puedo hacer de manera más relajada y sin compromisos en Twitter, donde también me puedo dar el gusto de no elaborar mucho, a menos que haya discusiones, que son tan sabrosas. Discutir en Twitter también se volvió más interesante que discutir en los blogs. Las discusiones también están muertas.

    También tengo más preguntas que respuestas, menos certezas (o más cinismo) y eso me dificulta escribir con el aparente convencimiento y contundencia que veo en el Miguel joven y que le envidio bastante.

    Por último, como señala Nelson, la vida privada dejó de ser la vida privada y en mi caso ha sido una mamera. Por eso también mi Twitter dejó de ser autobiográfico en muchos sentidos.

    De todos modos sigue habiendo varios blogs vivos.

  • A mi siempre me gustó leer blogs. Gracias a esas dinámicas conocí personas que se volvieron muy importantes en mi vida. Me gustaría saber cómo es que las narrativas que eran posibles a través de los blogs facilitaban la interacción más honesta entre la gente de internet. Para mi era sencillamente admirable saber de gente que tenían el poder de escribirse para los demás porque, en primer lugar, escribir es una actividad retadora y la vida misma es más difícil todavía como para irla poniendo en el tribunal de lo público.

    Tal vez por eso nunca pude tener un blog. Escribo mucho, pero no sale de los cuadernos personales que se acumulan en la biblioteca. Ahora que leo los comentarios parece que es ese miedo a la exposición lo que hizo que los blogs se murieran. Y si la razón es que el mundo de los blogs (y el microblogging) hizo crecer las redes de personas y los potenciales lectores (trolles), entonces parecería que narrarse en blogs y la dinámica de masa de internet fueran incompatibles hoy en día.

    Entonces, ¿Los blogs son sólo para los valientes?

  • Yo decidí volver a escribir solo por tener cosas que recordar más adelante, para tener el chance de leer como es que yo pensaba en determinado punto de mi vida y poder tener esa perspectiva de muchos años sobre como mi escritura ha cambiado. Pero escribir ahora es muy diferente a lo que era en 2005, cuando abrí mi primer blog y es que la interacción es menor y uno siente que escribe un diario de papel, algo que deja para sí mismo, porque si alguien pasa, no comenta y en ese punto hay mas interacción en twitter, aunque no diría que mejor y casi que completamente irrelevante y pasajera. Y pues si, como ya escribieron varios, la parte de la privacidad es importante y yo personalmente no me siento muy cómoda sabiendo que alguien que no es muy cercano y con quien preferiría no compartir nada personal puede dar con mi blog y no quisiera sentirme tan expuesta. Además, soy muy tímida y asocial (aunque en las redes sociales no parece) y no me gusta tener mis chocolocuras expuestas, porque en persona soy muy seria (y callada).

  • Mi (nuestro) blog sigue publicando ocasionalmente, pero nadie comenta desde hace como un año. Parece que los visitantes solo quieren respuestas via twitter. Ademas que la sección de comentarios en los blogs es el espacio predilecto para las discusiones sobre lo personal, los temas espesos y la reflexión espesa sobre lo personal.

  • Yo he pensado varias veces en revivir mi blog, a veces me siento y escribo largamente para terminar borrandolo todo, supongo que uno ya ha dicho por twitter a lo largo del día todo lo que podría escribir en un post, a veces extraño mi blog porque me retaba a escribir cosas largas, que siempre será un reto, pero siento que no tengo nada que escribir ahí, o mejor dicho me di cuenta que lo mio no es escribir cosas largas. Ultimamente solo soy consciente de la existencia de mi blog cuando llegan comentarios spam, que ultimamente son muy frecuentes.

  • Mmmh. Yo soy blog-survivor. Supongo que 8000 km de distancia y ser un bicho raro me ayudan a eso de conservar el anonimato y estar lo suficientemente aislada como para que el blog siga siendo un “asidero” y no lo deje caer del todo. También conservo una lista de blogs muertos por las mismas razones que tú. También siento que Twitter desplazó al blog. -Curiosamente muchos de los bloggers de los años dorados también están en Twitter, mientras que los amigos que jamás leyeron el blog están mayoritariamente en Facebook-.

    Gracias por referirte a este tema y concretar ideas que me rondaban.

  • Gracias a todos por sus comentarios. Me han dejado muy pensativa. Creo que quiero tomar algunas de las cosas que han dicho para un próximo post.

  • Totalmente de acuerdo, creo que necesitaba leer esto, es impresionante ver que sí es un fenómeno colectivo y me alivia que mis percepciones no sean tan inventadas.

    Estoy de acuerdo con Miguel, y con muchos otros, creo que la vida privada dejó de ser privada, y eso por momentos incluso en Twitter me restringe mucho, a pesar de que lo uso a manera de cualquier-cosa-personal. También, hace muy poco hice privado mi blog, algo que en realidad no me agrada tanto pero me da paranoia virtual, el anonimato murió. Y creo que el anonimato nos permitía, de alguna manera, reinventarnos mucho más, estar en constante posibilidad de ser y existir escribiendo, y eso podía cambiar. Ahora creo que al saber e identificar más o menos de “quién” se trata las cosas se vuelven mucho más restringidas, y hasta prejuiciosas.

    Además, el discurso en Twitter está agotado, y como dices, pareciera que es importante hablar seriamente y discutir temas específicos, o vender algo en su defecto. Creo que el Internet era mucho más interesante cuando todos estábamos aprendiendo.

    Yo sigo tratando de escribir igual, sobre mí, así me cueste y me parezca disonante con lo que leo por ahí, y con lo que de alguna manera el mundo pide (?) y tomaré lo siguiente como mi recordatorio:

    “me rehúso a creer que madurar sea sinónimo de dejar de narrarse”

  • Yo usé lo que dije para un post que se volvió medio popular y todo. Je.

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