Lana Del Rey

Ella es el tema de moda, la nueva estrella que amamos odiar. ¿Una Rebecca Black con más dinero y mejores compositores? Que la avispa de la silicona le picó los labios, que en realidad se llama Elizabeth Grant, que nadie se hace así de famoso de la noche a la mañana, que en Saturday Night Live hizo el oso. No importa, realmente. Ya Liz Phair la declaró heredera del rock feminista de la tercera ola (¿y Le Tigre qué?), así que yo no tengo mucho que hacer por acá. Pero la verdad es que yo no estoy aquí solo para decir que también tuve algo que ver en la polémica, sino que tengo que mostrarles algo que probablemente no se esperaban si los han tenido aburridos a punta de “Video Games”: vintage Lana Del Rey (si es que me puedo permitir el uso de tal término).

Lo que viene a continuación es algo que encontré en la barra del lado de YouTube después de repasar “Born to Die” como por quincuagésima vez —me encanta, es como un tesoro muy sencillo escondido bajo muchas capas de orquesta—. Esta vocecita tan distinta de la Jessica Rabbit que conocemos ahora tiene una cualidad yokoonesca medio hipnótica que desafortunadamente (?) desapareció en la siguiente encarnación de la cantante. Dejaré que ustedes decidan cuál Lana Del Rey les gusta más. Yo voy como en buffet, degustando un poquito de cada una y encontrándoles sabor a ambas.

De ñapa les dejo otra canción temprana de Del Rey aquí. Y si por casualidad no tienen idea de quién es Liz Phair, guarden esta para darse ánimo la próxima vez que se pregunten qué diablos les hace falta para que les ponga cuidado esa persona que vienen stalkeando desde hace rato.

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