GCEA

Aprender a tocar un instrumento nuevo es como aprender un nuevo idioma. Ayuda haber aprendido un [instrumento/idioma] parecido antes, pero uno inevitablemente incorpora [acordes/vocabulario] del [instrumento/idioma] equivocado de vez en cuando. Al menos eso me pasa a mí: me confundo al hablar, me confundo al tocar. G en ukulele se toca igual que D en guitarra. Ima (“ahora” en japonés) suena como immer (“siempre” en alemán).

Mis manos pequeñitas parecen haberse adaptado rapidísimo al ukulele, y ahora la guitarra se me antoja gigantesca. Me pregunto cómo sería si en este momento retomara el bajo. Se sentiría kilométrico, seguramente. Recuerdos de colegio, de los pocos buenos que hay. Prácticas eternas en las tardes. Callos. Tengo tres nuevos en los dedos de la mano izquierda. Cuando estoy lejos de casa me los palpo, compruebo su insensibilidad con las uñas y noto cómo esta nueva adicción invoca pedazos de mí que creía perdidos. Tengo catorce años y felicidad infinita en el aislamiento.

[ How Can I Tell You — Cat Stevens ]

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