Tengo un ukulele.
Ahora puedo pasar las tardes feliz como esos jóvenes que vi en Guam sentados a la entrada de un edificio. Charlaban mientras uno de ellos tocaba y yo quería esa felicidad tan simple. He querido esto desde hace tanto, desde Hawaii, desde Nellie McKay.
No ha pasado un día y ya puedo tocar tres canciones.
Soy inmensa pero inmensamente feliz.
[ Don palabras — La maldita vecindad ]
>:)
>Nice… ;o)
>Yo también me compré un ukulele. Es el instrumento más magnífico que uno pueda imaginarse.