Chuang Tzu

Olavia Kite abrió los ojos para encontrarse al fondo de un cuarto que se le antojaba gigante: el suyo propio. Entonces, rodeada del familiar cielo de aluminio, del sabor de las frutas y de un beso cuya textura había dejado de recordar hacía mucho tiempo, no supo sino dudar de su propia presencia en aquel punto del espacio-tiempo.

Hasta el momento no sabe si una súbita sacudida la despertará en Tokio, o si la ciudad que ella así denomina no es más que una construcción de su involuntaria imaginación, abandonada al momento de abrir los ojos aquella mañana nublada.

[ Fantino — Sebastien Tellier ]

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