Tenía que suceder, claro que tenía que suceder. Estaba previsto desde que se hizo inminente mi partida hacia tierras no hispánicas, pero… ¿tan variada había de volverse la colección? ¿Era necesario terminar tragándome mis palabras y cantando no una sino dos veces —¡y con sentimiento!— esas canciones que durante tanto tiempo fui incapaz de digerir?
¿Qué sigue acaso, el reggaetón?
No; eso ya no es ni ‘música’ ni ‘en español’.
[ Trois Gymnopédies — Erik Satie ]
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