TOLM – Andes 0.1

Podría jurar que Drayru está en mi clase de japonés. Vi a un tipo igualito a él en el salón; tenía los mismos rizos característicos y al leer hacía la misma mueca de las fotos. Debo estar loca.

Estas palabras constituirían el post de hoy a la espera de una carcajada general, de un “¡Por supuesto que alucinas! ¡¿Drayru en japonés 2?! ¡¡¡No me hagan reír!!!” Por otro lado, supuse que el prospecto del ilustre fotógrafo quedaría un poco traumatizado si se daba cuenta de que una niña de la fila de adelante no hacía sino tornar la mirada hacia él con el mayor disimulo posible. Lo miré, lo volví a mirar, observé los rizos que caían sobre su cara mientras leía lo que el gemelo no-malvado* de Prince Malagant le ordenó.

Once you’ve seen one, you’ve seen them both.

El objetivo de mi interés esta mañana, además, resultó hacer una mueca bastante particular al llegar a un punto difícil. “Estoy segura de que lo conozco”, le dije a mi amiga del lado. Le di vueltas al asunto a tal punto de preguntarme qué haría al final de clase para despejar mis sospechas.

¿Me levantaré y le diré… “Drayru”?

No, qué ridículo. Ni siquiera estaría llamando a alguien por su nombre… ¡Quedaría como una mujer perdida en una convención de fanáticos de The Matrix! ¿Neo? Hola, soy Trinity. Puh-leeease

¿Le dirigiré la palabra en lo más mínimo?

No. Mi entorno operativo no trae la herramienta de socialización con gente de mi edad.

¿Me iré corriendo sin chistar y luego lo publicaré todo en el blog?

Sí, mejor.

No obstante, contra todos los pronósticos de mi mente calculadora, mi curiosidad pudo más. Me paré, me puse la maleta, y me quedé mirando al sujeto en cuestión. Entonces… dijo “hola”. ¡¡¡Era Drayru!!! ¿¡¿En clase de japonés?!? ¿Entre todas las clases que un casi profesional en Ingeniería de Sistemas y una pequeña estudiante de Literatura pueden tomar, coinciden en ésta? ¿En la que es todos los días y a veces los fines de semana?

¡Caray!

Tomamos un tinto (gentil invitación del caballero, muy amable, muchas gracias) y hablamos de temitas varios**. Debo anotar que mi organismo se ha desacostumbrado bastante a la cafeína, por lo cual pasé las dos siguientes clases (Teoría 2 y Francés 4***; el gemelo no-malvado de Malagant fue devorado por una avalancha en su camino al Q y no llegó a Pintura Japonesa) en un ataque de hiperactividad nerviosa que no me dejó concentrar un solo instante. Lo curioso es que, apenas toqué la silla del Transmilenio, me quedé dormida.

Así que, sin proponérnoslo, hubo una especie de TOLM – Andes. La vida tiene mucho estilo cuando de traer sorpresas se trata.

*Esta expresión es cortesía de mi querido vecino, El Juli.

**Entre ellos: “Minori: ¿mito o realidad?”, “The Open List’s Unabridged History”, “El lado siniestro del Loro Carolo”, “Olavia Kite, ¿colomboandrófoba?”, “Jumanji”, “Aspectos de la fotogenia de Drayru” y “Respuestas impulsivas inexplicables”.

***Tendré que trabajar bastante duro en esta clase, pero ya me di cuenta de que no será tan increíblemente terrible como supuse durante todas las vacaciones. Al menos, cuando el profesor habla, entiendo. Este logro se lo debo a Pierre Capretz, creador y presentador de French in Action (programa que no he dejado de ver y grabar desde que tomé el examen de clasificación).



Moi, je suis le professeur.

SUENA: French in Action

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