Hasta ahora me desayuno

Hasta ahora vengo a caer en cuenta de que los museos que exhiben arte importante se encuentran generalmente atestados y ver las obras de cerca es prácticamente imposible.

En el Museo Nacional de Tokyo, me siento en uno de los muchos sofás libres, me quedo mirando fijamente a la “mujer mirando hacia atrás” de Moronobu tanto tiempo como quiera y repaso una y mil veces el segundo piso del edificio principal, donde están los trajes de los guerreros, los grabados de ukiyo-e y los vestidos de las cortesanas. Posiblemente a los turistas no les atraiga tanto este tipo de arte, porque apenas salgo al parque se reconocen desde lejos las rubias familias de mapa en mano y maleta a la espalda corriendo de un lado a otro.

Claro que yo nunca he ido a un museo atestado. Me pregunto si hay momentos en los que allí se pueda pasear tranquilamente y rumiar las obras.

[ en mi cabeza: “busco, busco, / busco un animal, / en el árbol del bosque, / en el agua del mar…” ]

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