La femme à l’ombrelle

No importa cuántas ideas intente musitar, ella me sigue mirando desde su día perfecto. Y yo acá, con una mano helada y la mente retorcida, no hago sino estirar los dedos para tocar la cálida atmósfera —¡o tan siquiera una brizna de hierba!—, negándome a tapar el sol que mis pies no han palpado con la metálica persiana de mis palabras.

SUENA: Força — Nelly Furtado

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