Esta mañana encontré una cuenta de Instagram donde una persona entrevista gente en la calle en Chile. Los aborda con una única pregunta: “¿Tiene una buena noticia?”
Las respuestas son variadas.
Un hombre cuenta que a la hermana le amputaron un dedo del pie, fue a la cita de la curación y le encontraron en buen estado la herida. Varios mencionan que a los hijos les está yendo bien. Una mujer anuncia emocionada que logró comprarse una casa en Colombia con la plata que ha ahorrado trabajando en Chile. Hay alusiones a buenas notas, buena salud, el hecho de estar vivos. Se siente raro cuando alguien responde que no tiene buenas noticias para dar.
Al ver estos videos, decidí que yo también tengo una buena noticia, y que es bueno registrarla y comunicarla: hoy tuve un evento de interpretación remota en la madrugada y me fue muy bien. Ayer había interpretado en uno donde me fastidiaba mucho la pronunciación y los giros rimbombantes del intérprete de portugués al que le estaba haciendo relé, vacilé mucho y no lograba escuchar mi propia voz para monitorearme, y encima me la pasé pensando en que estoy perdiendo poco a poco a este cliente porque está en proceso de convertir todo su programa en uno exclusivamente hispano/lusoparlante. Como es de esperarse, salí exhausta y sintiéndome un poco derrotada.
El evento de hoy, con un cliente diferente, tenía que salir bien, especialmente conociendo a la oradora y sabiendo que tiende a hablar a toda velocidad. Me preparé física y mentalmente para no trastabillar: comí bien, hice ejercicio, dejé el glosario abierto en una esquina visible de la pantalla, acomodé un pequeño biombo a modo de aislamiento acústico en el espacio de trabajo y me acosté a dormir temprano. Durante el evento me concentré mucho e, inspirada por un artículo que leí recientemente, me aseguré de ser económica con mi producción (sintetizar lo sintetizable, descartar lo redundante). La diferencia fue notable: no titubeé, no me extravié en mis propias frases porque me oía claramente y no me cansé tanto. Me retiré del computador al término de la sesión con una sonrisa en la boca.
Puedo agregar que el resto del día fue todo un compendio de buenas noticias: desayunamos huevos pericos con arepa, almorzamos pasta con ragú de pollo, tomamos café al desayuno y después del almuerzo, salí a caminar y el día estaba soleado, comí cerezas en la tarde y entregué más pronto de lo previsto una traducción que tenía para mañana. Ahora me dispongo a dormir temprano otra vez porque mañana tengo evento de nuevo.
Si alguien me lee, y tiene una buena noticia, quisiera conocerla.
Recuperé seis semanas de cotización para la pensión. 💃🏽
Me gustó leerte.
Feliz noche.
Sabiendo lo largo que puede ser ese proceso, esa sí que es una buena noticia. ¡Gracias por compartir!