Un día fui a una entrevista de trabajo y dije que lo que más me gustaba hacer en la vida era escribir. No creo haber mentido, aunque mi categoría “lo que más me gusta hacer en la vida” es un poco más amplia que eso. Sin embargo, no puedo ganarme la vida cantando ni haciendo dibujitos, y aún si pudiera, aprendería la misma lección que aprendí en esta ocasión:
No es lo mismo escribir que ganarse la vida escribiendo.
Sé que puedo escribir cualquier cosa sobre lo que sea, pero la tortura mental que me supone hacer algo que no me interesa en lo más mínimo se lleva consigo el tiempo que necesito para todo el resto de actividades de mi vida. ¿Quiero dibujar? Tengo que escribir. ¿Quiero practicar ukulele? Tengo que escribir. ¿Quiero escribir en mi propio blog que tanto me gusta? No, primero el trabajo. Entonces resulto no haciendo nada y me siento miserable.
Así pues, en aras de desbloquearme y dedicarle más tiempo a lo que realmente quiero construir para mí misma, he renunciado a mi trabajo de redacción. En conmemoración de tan importante decisión —o solo por coincidencia—, me voy a Argentina a aguantar frío y pensar en otras cosas.
Solo una cosa te puedo decir, cualsea se tu eleccion (en todo ambito) no te arrepientas, si pasa eso, mejor no lo hagas :D!!
pd: no lo digo por lo que escribiste, solo es un aporte despues de leer de las cosas que estas optando, suerte y aun queda vida para pensarlo bien, QUIERO MATEEEEE!!!
Y yo quiero pebre y merkén, hagamos un trueque.