Surge entonces la pregunta: ¿para qué hacer esto? No gano nada escribiendo todos los días. Ni siquiera es que disfrute escribir. A veces me entra la imperiosa necesidad de hacerlo, pero el proceso siempre es doloroso. Debo haber dicho esto ya un millón de veces. Y encima de todo soy lentísima. Cuando tenía dieciséis años me encerraba en el cuarto y avanzaba un montón en mi súper novela. Claro, era un bodrio, según saldría a la luz después, pero ¡hey! Algo es algo; al menos no me quedaba mirando la hoja en blanco como una gallina consternada. Era mi segunda novela. La primera la escribí en inglés. La imprimí, se la di a mi profesor de inglés para que la corrigiera y después estuvo rotando por el salón. Tuvo bastante pedido, pero solo había una copia y había que esperar turno para leerla. No sé dónde estará ahora.
¿Qué gano? Gano disciplina. No sé para qué la quiero, pero sé que hace falta. Gano más ganas de escribir y pierdo desidia. O al menos eso creo.
De pronto debería ganarme más bien una galleta.
Creo q te das muy duro.. lo había pensado muchas veces pero no te lo había dicho.
Si te preguntas para qué lo haces… bueno puede que la mayor parte del tema sea para ti misma, no sé por probar algo… probarte algo. Pero también puedes pensar que lo hacer un poco para los demás. Los muchos que te seguimos y nos divertimos con tus ideas y ocurrencias. No desesperes. Jeje, de verdad. No te des tan duro porq eres genial! Tienes ideas geniales y no te da pena decir cada cosa que piensas. Creo q esas cosas duras q viviste en el pasado, en el colegio según te he leído, te han dado una fortaleza increíble para burlarte de ti misma, para no tener miedo de lo q opinen los demás. Y eso te hace tan especial. Eres auténtica. No sé si sirva de mucho decirlo, pero lo tenía atragantado (mejor adentro que afuera como diría el sabio Shrek). Un abrazo.
Y sí, tienes toda la razón. Yo soy la leyenda viviente del autopalo y eso no es nada bueno. Gracias por llamarme la atención en ese aspecto. Un abrazo para ti también.