Cuatro de abril, 2

Este diario post-Japón empieza a parecer una versión charcha del de j. Una versión sin libros a medio leer, ni opiniones, ni fotos, ni nieve, ni clases, ni nada. Es un mundo minúsculo donde no aparecen más personajes porque se extiende hasta donde alcanzan a ver mis ojos sin lentes; es decir, más allá de mi cara no hay sino un borrón. Curiosamente, después de pasar varias horas pensando en lo fome que es esto que consigno, abro su blog y me entero de que él cree que lo que escribe es aburrido porque nunca pasa nada. No creo que se trate de lo que ocurre sino de lo que uno hace de ello. A j. puede que no le pase nada y todo sea libro-tren-clase-libro-tren-nieve-libro-clase-tren-libro-comida-libro, pero seguir las diferentes instancias de ese estar me parece fascinante. A veces imagino que aparezco en uno de esos párrafos, pero soñar con eso y con figurar en las memorias de Paul McCartney es más o menos la misma cosa.

2 Responses to “Cuatro de abril, 2”


Leave a Reply