No hablamos. Ya van dos días y no hablamos. A veces uno de los dos lee un poema en voz alta, como si a través de las palabras de otros pudiéramos decir algo, pero el otro de todas maneras no entiende. Por mí que Sylvia Plath se muera. Ah no, ya se murió. Llenó de trapos los resquicios de las puertas y metió la cabeza en el horno. Eso no se lo estoy diciendo, lo estoy explicando con esta cara de no querer explicarle nada. Por mí que usted meta la cabeza en el horno. Avíseme con antelación y yo me voy a dar una vuelta, me llevo a los niños.
Muchas cosas le digo yo con esta cara de no decir nada. Es un desconsiderado. Siempre ha sido así. Yo que tanto lo conozco y no le recuerdo una sola instancia diferente a esto con lo que siempre me sale. Recuerdo más bien otras cosas. Recuerdo cómo nos conocimos y esa vez que se le quedó engarzada la camisa nueva en un alambre de púas. Al menos fue la camisa y no media barriga. Recuerdo cómo le fue creciendo esa panza mucho más lentamente de lo que creció y desapareció (parcialmente) la mía, dos veces. Diferente levadura hay en nuestra masa, y sin embargo era (¿es?) rico sentirlo por las noches, así blandito.
No me habla. Tal vez soy yo la única que anda con ganas de recordarle que anoche se volvió a meter las llaves en el bolsillo y por eso no las encuentra en el recipiente de madera al lado de la puerta. Creo que el perro debe mirar también con esa urgencia de hablar sin hablar que tengo yo, y por eso ahora ambos tenemos la misma cara. Míreme, míreme, míreme, sóbeme la pancita, ya no me importa si no me saca a pasear.
Le sobo la panza al perro. Alguien en esta casa es feliz, al menos. Esta noche voy a arrimarle un pie frío en la cama, a ver si entiende.
[ 50 Ways to Leave Your Lover — Paul Simon ]
Exquisita mezcla de Caicedo y Joyce. Ahi es donde te ubico en "mi mundo literario". Pongo comillas porque sé que cada palabra y todas combinadas suenan bastante pretenciosas. Qué random!!! ¿No estabas ayer en el "Crepes" de la 93 como a las 9 am?. No me atreví a hablarte. Crei que estarias en Japón y en realidad estaba viendo a alguien muy parecido. Excusas todos tenemos. Para todo. Sin embargo, no encontré una excusa digna para interrumpir la charla que estabas teniendo esa mañana. Creo que de verdad hay fronteras vedadas: los rituales en la web son una cosa y los rituales en la realidad son otra. Quiero respetarlos ambos. 🙂
¡¡¡No puede ser!!! Efectivamente estaba ahí. Debiste haberme hablado. Pero bueno, entiendo; yo en tu lugar no habría pasado de mirar y mirar y mirar y dudar y dudar y dudar. Seguro habrá otra oportunidad después.