Creo que la falla fundamental de la representante de los testigos de Jehová que vino ayer fue pretender que yo me hiciera preguntas que jamás me hago, como quién hizo el agua y quién controla el ciclo del agua.
No es que yo nunca me haga preguntas. He pasado de mi papá al Diccionario Enciclopédico Salvat a la Enciclopedia Encarta a la Wikipedia a Naomi Wolf. Yo siempre he tenido preguntas. A mí me interesa saber por qué se supone que los pelitos que me salen por todo el cuerpo son asquerosos, o por qué tengo que sentirme culpable si no estoy en los meros huesos o al menos sintiendo hambre todo el tiempo. Yo quiero saber por qué algunas personas pueden quererse y otras no. O por qué el gusto por el sexo es malo. O por qué cuando uno es mujer el gusto por el sexo es especialmente malo. Ya que tanto ánimo tiene de resolver dudas, ¿podría resolverme estas, señora?
¿Puede usted decirme con qué eufemismos debería decorar las cosas que siento cuando las siento? ¿Puede señalarme la página de la Réveillez-vous donde se me indique cómo callar sin implotar?
Tell me, do you really think you’re going to hell for having loved?
Me llamo tal como le dije que me llamo y exijo respuestas.
[ Our Mutual Friend — The Divine Comedy ]
>Tienen razón los que dicen que es terapéutico recibir en la casa a los testigos de Jehová.