Cuando el asunto empieza, uno cree que esta vez es diferente y se lo anuncia a todo el mundo con orgullo: “esta vez es diferente”. Uno desfila airoso por las calles, saludando con la mano a las multitudes como el soldado que va para la guerra creyendo que ya ha regresado con la victoria a cuestas.
Pero entonces, sin saber cómo ni cuándo, todo resulta igual que siempre. El último barco de la Grande y Felicísima Armada se hunde y a uno no le queda más que agacharse a recoger las palabras y los corazones que dejó regados por todo el piso cual confeti pisoteado al final de la fiesta.
Lo bueno es poder recordar siempre que hubo fiesta.
[ Distant Radio — Devics ]
>Hay cierta coherencia alimenticia entre los últimos posts. Mola…
>¡Mu rico!