Premiers Symptômes/3

La única habitación de mi apartamento tiene el piso de estera, así que al aceptar mi invitación él estaba accediendo a pasar un fin de semana durmiendo prácticamente a ras del suelo. También cabía la posibilidad de hacerse a una silla reclinable en caso de requerir mayor elevación, pero ese era solo un chiste recurrente en nuestro intercambio de correspondencia.

Dispusimos los futones perpendicularmente, uno contra el clóset y otro contra la ventana que da al balcón. Él se apropió de Banao (mi banano de peluche gigante) para usarlo como segunda almohada, un poco para mi horror. No obstante, opté por no protestar: seguramente a Banao no le molestaría ayudarlo a descansar un par de noches. Me metí entre las cobijas y le pedí que apagara la luz. Hasta mañana.

A las 6:15 el sonó una canción de los Ulfuls a modo de despertador. Él refunfuñó y siguió durmiendo, pero yo me levanté a preparar el desayuno. En el camino me detuve un momento a observarlo. No roncaba. Se veía bonito así.

[ A Sorta Fairytale — Tori Amos ]

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