Y bueno, ya era hora de hablar de mi grupo japonés favorito de todos los tiempos: Ulfuls.
Ulfuls (ウルフルズ, en japonés se pronuncia “Urufuruzu”) es un nombre derivado de la palabra “soulful”, la cual habían visto los músicos en la cubierta de uno de sus discos favoritos. Y soulful es lo que son. Tortoise Matsumoto, líder de la banda (y a quien encuentro guapísimo), ha venido desbaratando su garganta durante más de dos décadas para hacer estallar con música los sentimientos que los japoneses suelen mantener en su estado natural de mortal silencio.
Oriundos de Osaka, estos rockeros hicieron su debut en 1990 con una canción de modesta melodía beatlesca (「やぶれかぶれ」, Yaburekabure, “Desesperación”) para ir escalando tanto en entusiasmo como en posiciones de ventas hasta convertirse en una de las bandas emblemáticas del rock japonés. En 2001 sacaron un cover de la popular canción de Kyu Sakamoto 「明日があるさ」, Ashita ga arusa, “Hay un mañana”), el cual devino en un rotundo hit que aún se canta en los karaokes, y su sencillo de 2004 「バカサバイバー」(Baka Survivor, “Stupid Survivor”) sirvió de tema principal a la serie de anime 「ボボボーボ・ボーボボ」, (Bobobobo Bobobobo—sí, eso es exactamente lo que dice).
Las canciones de Ulfuls están llenas de una energía inusual para una escena musical que no parece hastiarse nunca de los insulsos clones prefabricados de muchachitas en shorts y boy bands de robots, así como la audiencia general no pareciera hartarse jamás de tener como única aspiración de vida parecerse lo más posible al vecino o a un modelo universal de vecino. Sus letras están cargadas de reflexiones sobre todo aquello que se calla, aquellas inseguridades tan humanas que en Japón no son permitidas (「暴れだす」, Abaredasu, “Descontrolarse” es una serie de preguntas sobre quién se es y qué se siente, un clamor por compañía en momentos de angustia). ¿Cómo no enamorarse de los Ulfuls si parecen ser los únicos seres de corazón bombeante en un país de autómatas?
Por cierto, mientras escribo esto acabo de enterarme de que los Ulfuls dieron sus últimos conciertos antes de entrar en receso indefinido en Osaka en agosto 29 y 30, justo hace unos días mientras yo pasaba un horrible caso de jetlag en mi pedazo de arrozal, sumida en el sueño y mi infinita ignorancia. Con permiso, me voy a llorar.
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