¿Cómo hablar de un artista cuyo nombre me resulta imposible de leer? ¿Cómo hablar de una canción cuyo título es a mis ojos un dibujo grabado de derecha a izquierda? No me atrevería a reproducir con mi garganta y labios uno solo de los sonidos que este artista misterioso grabó: no sé pronunciar su letra, no sé qué traduce y estoy completamente segura de que el sólo intento de tararear la melodía sería despojarla de su encanto mediante una imitación burda y rudimentaria.
Hace mucho no me estremecía tanto con una canción como cuando hice clic distraídamente en un letrero en hebreo que aparecía en el Muxtape de un amigo y me encontré con un piano y una voz que me hicieron resquebrajar por dentro. No fue necesario entender lo que decía para comprender algo que trascendía todas las palabras, algo que me desgarraba y al mismo tiempo era el bálsamo para esa herida abierta en mi alma. Todo estaba en la música.
Deseo dar un poco más de información sobre el autor y el tema mismo, pero buscar en Wikipedia la lectura romana de aquel nombre hebreo (יונתן רזאל) ha resultado infructuoso—lo único que consigo es ver una página como a través del espejo por el cual las letras se convierten en ángulos y apóstrofes. Copio y pego su nombre una y otra vez en Google, a ver qué sale. Comparo la imagen que arroja la búsqueda con la que muestra last.fm: creo haber identificado al cantante. Sin embargo, la canción es lo más difícil. Busco la discografía de este cantante y justo esa canción no sale en su álbum de 2007, que es el que se puede bajar (pagando una módica suma, por supuesto). Google no ofrece servicio de traducción del hebreo, y al parecer no existe un traductor automático para este idioma.
De pronto encuentro un documento de Google: “500 palabras en hebreo”. Sin saber por dónde empezar, adónde ir ni por qué rayos sigo en esta búsqueda, me pongo a hojear el documento, comparando caracteres en la lista y su pronunciación con la frase que más se repite en la canción. ¡Oh, sorpresa! עוד (“‘ôd”): “still, once more, again.” יום (“yôm”): “day.”
El artista se llama—para los que no podemos leer hebreo—Yonatan Razel. La canción, Ôd Yôm (“otro día”, según mi pobrísima traducción; agradecería una mano amiga que sepa hebreo para aclararla). Saberlo es toda una revelación para mí; sin embargo, ésta no tiene nada que ver con lo que siento al escucharlo. Es claro que todo está en la música.
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