Parecía La Candelaria, pero las calles eran mucho más estrechas, y las casas tenían una pequeña veranda. Después de un inexplicable suceso en el cual se me advertía que en Japón no se podía fumar mescalina porque el aire de acá (de allá, en este caso) no se consideraba sagrado, me asomé por uno de estos porches hacia un cruce de calles empinadas de piedra y un extranjero en auto me preguntó direcciones, pero yo no sabía responder. Entonces una voz conocida irrumpió para dar la información exacta. Cuando torné mi vista hacia él, justo al lado de la veranda, sonreí a más no poder. Y así quedamos; sin acercarnos más, sin musitar palabra, sonriendo con ojos brillantes en lo que sería nuestro reencuentro.
Entonces abrí los ojos hacia la solitaria oscuridad de las tareas por hacer.
[ I Don’t Feel Like Dancing — Scissor Sisters ]
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