Tantos años oyendo a Manolo Bellón hablar de la película y de Peter Frampton no podían pasar en balde. He visto Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, y sí, es tan mala como dicen. Basta con ver los créditos del principio para darse cuenta de que la película intenta desesperadamente tomar gran parte de la obra tardía de los Beatles y sacar de ella una historia. De esta manera se ven descalabros como un personaje llamado Strawberry Fields y la inclusión de demasiados nombres mencionados en las letras —Billy Shears, Maxwell Edison, Sgt. Pepper, Mr. Kite, Mean Mr. Mustard, Lucy [in the Sky with Diamonds] —. Las canciones habladas tipo Leonardo Favio (Steve Martin recitando “Maxwell’s Silver Hammer”, Alice Cooper haciendo lo mismo con “Because” y George Burns con “Fixing a Hole”) compiten con los tristes arreglos del resto de los temas por el puesto del peor desastre musical del largometraje. “She’s Leaving Home” y “Mean Mr. Mustard” parecen cantadas por el bit de TRON, sólo que en esa época todavía no existía. La historia es tan confusa que no se llega a entender del todo (¿las aventuras de un grupo musical en su rápido ascenso a la fama y posterior búsqueda de instrumentos perdidos?). Si realmente les interesa, aquí está completa.
No obstante, no todo es basura en esta película. Se salvan Aerosmith, Earth Wind & Fire y Billy Preston con sus respectivas versiones de “Come Together”, “Got to Get You Into My Life” y “Get Back”. La aparición en pantalla de numerosas personalidades al final de la historia es suficientemente entretenida (yo estoy esperando la oportunidad de señalar a Paul McCartney, George Harrison, Seals and Crofts, Yvonne Elliman, Tina Turner, Heart y Minnie Ripperton, porque ya encontré a David Bowie, The Who y José Feliciano). Hay una brevísima parodia de Star Wars durante la cual uno llega a despertarse (en incredulidad: ¿esto puede suceder en una película de los Bee Gees?), pero acaba pronto. Tal vez lo único que salva el largometraje —en mi mundo paralelo porque esto no le interesa a nadie más —es la cara absolutamente hilarante de Robin Gibb. No tiene ni que actuar. Se sienta ahí al lado de su hermano Barry mientras éste canta “A Day in the Life” y ya. Véanlo ustedes mismos.
Yo tuve que aguantar alrededor de dos horas de Beatles destruidos para ver esta joya. Ahora que ustedes la han visto, quedan totalmente desprovistos de razones para ver Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Pueden continuar sus vidas normalmente.
[ You Never Give Me Your Money — The Beatles ]
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