Es menester informaros que este post no sirve para aclarar, explicar ni ilustrar (cuán redundante) nada de lo que sucedió en la pequeña reunión del jueves en Juan Valdez. Este post es lo que dice su título, memorias y nada más.
- Acudí al llamado del supuesto espionaje organizacional ante la innecesaria promesa de no hablar con los “extranjeros” (si alguien me ayudara a encontrar el permalink al último y muy interesante post de Alejo, le agradecería mucho). Acerté al suponer que la reunión se llevaba a cabo en la mesa donde había un personaje con gorrito de Wally. No supe más al respecto.
- Por alguna extraña razón me imaginaba que la reunión de Blogscolombia iba a ser como esos campings familiares que salen en las películas, donde de la nada emerge una estampida de gente con manteles de cuadritos y hay besos en las mejillas y manos en alto agitadas aquí y allá. Curiosamente, cuando el maestro Himura y yo llegamos, el café no distaba mucho de lo que siempre ha sido: un punto de encuentro de grupos pequeños. Muchas corbatas y portafolios en el aire.
- Mi mente desvariante y agripada se aferró a la silla del momentáneamente ausente Himura como a un apéndice de mimbre y metal alimentado por alguna arteria importante. Nada contra la Máquina del Odio, en serio. Él merece y tiene todo mi respeto.
- La cohesión de los clanes puede alcanzar niveles insospechados.
- Maffesita rocks. SicFaciuntOmnes rocks too, pero eso él ya lo sabe.
- Al parecer, la reunión blogcolombiana fue mucho más seria y significativa que todos los TOLMs juntos. Como dije en el primer punto, más allá de la existencia de Wally y un portátil en la mesa, no supe más de lo que sucedía allá. Sea lo que sea, con o sin primeros colectivos, comunidades, clanes, tienda de souvenirs, misión/visión o cubrimiento en vivo de los medios oficiales, TOL simplemente cambió mi vida (no sé si para bien o para mal).
[ Life on Mars — David Bowie ]
0 Responses to “Memorias de un pseudoTOLM”