Ahora bien, algunas personas están enteradas de que detrás de esta perezosa, malacarosa, sarcástica y mediocre estudiante de Literatura se esconde una entusiasta aprendiz de idiomas. En esta faceta alternativa, la señorita Kite hace sus tareas a tiempo, se hace oír en clase así no diga sino barbaridades y sus ex profesores la saludan en los corredores. Resumiendo, se podría decir que Olavia es una estudiante fracasada de Lenguajes y Estudios Socioculturales que se quedó en Literatura por razones poco comprensibles. Sin embargo, su adhesión fervorosa a la causa de las lenguas —en especial el japonés —dio inesperados frutos este semestre. De repente y sin proponérselo jamás, la autora se convirtió en monitora de la clase de Historia Cultural de Japón.
Ahora Olavia Kite es feliz cumpliendo las funciones del patiño. ¿Que se necesitan equipos para ver una película? Patiño, vaya a pedirlos. ¿Que los alumnos entregan un ensayo? Patiño, a corregir. ¿Que hay que pedir recursos en la Embajada de Japón? Patiño, vaya cogiendo bus a la 71 con 7. Son puros mandados los que componen esta función, pero la señorita se siente dichosa.
¿Quién hubiera pensado que esto pasaría algún día? ¿Quién hubiera pensado que cuando a uno realmente le gusta algo, las cosas salen bien?
[ Holy Holly — Neil Diamond ]
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