Oh, Sensei

Ariza Sensei, benigno alter-ego de Malagant y dueño de una espeluznante identidad secreta, cumplió años hace un par de días.

Debo admitir que el señor no deja de sorprenderme. Cuando lo conocí, a principios del semestre pasado, me pareció una persona extraña, demasiado joven para dictarme japonés (esperaba a Barrera Sensei, quien parece un Papá Noel delgado). Sin embargo, el tiempo ha pasado y he aprendido muchísimo de él. Se ha preocupado porque aprendamos y nos guste el idioma y la cultura del País del Sol Naciente más que por rajar. No sé cómo será la clase con los otros profesores de japonés de mi universidad en niveles básicos, pero con él he avanzado en mi intento de balbuceo nipón a pasos agigantados. Además, es supremamente amable.

Tengo la tendencia a querer mantenerme en contacto con la gente que me ha caído bien y me ha parecido interesante, ya sean estudiantes, profesores, gente con la que he hablado mucho o poquito. Si pudiera, al terminar los cursos me gustaría seguir hablando con él. Si pudiera, le presentaría a Minori. Si pudiera, le escribiría en caso de poner un pie en Japón. Espero que algún día sepa cuánto lo admiro y aprecio.

SUENA: I Will Remember You — Sarah McLachlan

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