Una ociosa lista personal de sensaciones desagradables.
- La textura de un pedazo de pan o galleta dentro de la gelatina
- Tener la nariz tapada y pelada
- Tener los pies (y nada más que los pies) helados; las cobijas, en vez de calentarlos, se enfrían
- El sonido recurrente de un helicóptero mientras se intenta dormir
- Nieve entre las mangas
- La densidad y olor del aire enrarecido dentro de un bus/transmilenio durante o después de la lluvia
- La vista de un pueblo gris en invierno con su río helado, sus árboles vueltos chamizos y nada interesante como a cien kilómetros a la redonda
- El hallazgo de un grupo de hormigas bajo los cascos de una mandarina a medio comer
- Ver a un zancudo helicóptero con una pata enredada en su larva sobre el pasto casi debajo de uno (más horrible que el zancudo es esa cáscara vacía)
- Respirar hondo mientras se escala una loma tan sólo para terminar con los pulmones llenos de humo de cigarrillo
- Caminar con una maleta a cuestas y la esquina de un libro clavada en el coxis
- Sentarse sobre el pasto mojado (o más bien levantarse después y sufrir de hipotermia localizada)
- La persecución de un enjambre de abejas a un vaso de gaseosa propio (mientras se intenta beber)
- El retumbar de death metal a todo volumen por la mañana
- El sonsonete de Los Prisioneros
- Un pelo en la lengua
- Un lente seco en el ojo
- La tortura de un mal recuerdo (como toda esta lista; mejor me detengo)
SUENA: Mirai Kouro — La’cryma Christi
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