Los días están marchando lenta e inexorable; escasamente los contemplo. Me hago preguntas algo tontas, como en realidad, ¿qué ha sido el amor? o ¿por qué me esforzaba tanto en mi página de Angelfire para dar un producto pulcro y ahora que tengo blog salen los borradores, las notas al margen, las burraditas, los juegos, la basura, lo que vale la pena y cincuenta mil cosas más? Anoche pareció revelárseme un esbozo de la primera respuesta, pero estaba tan cansada que preferí hacer sumas sin sentido sobre una agenda vacía. La respuesta a la segunda pregunta no parece tener intenciones de venir a mí todavía.
Ahora que “mi página” se volvió “mi blog”, que un montón de personajes han acudido y que dejé de escribir de cinco a diez veces al año para escribir cada vez que mis dedos necesitaban ejercicio, sin importar qué, no sé exactamente qué finalidad tiene todo esto. ¿Expresarme de la mejor manera para así ganarme algo de respeto en la comunidad (algo así como un concurso de quién tiene la mejor vida o al menos la cuenta mejor)? ¿Jugar? ¿Hacerme a un círculo de personas que curiosamente comparten algunos de los mismos odios/amores/miedos/pasiones que tengo y he sufrido?
Me pongo a veces a pensar que todo esto no se limita a tratar de recoger los acontecimientos y sentimientos importantes de mi existencia sino a exhibir ideas de manera atractiva o repulsiva a modo de columna. Los sentimientos traducidos a palabras se hicieron a un lado, guardados celosamente, hay demasiadas personas leyendo y nadie espera realmente una confesión del alma. Esperan los premios de la semana, reírse un segundo o simplemente buscar los links para pasar a otro blog más interesante. Además, si decidiera contar exactamente cómo me siento (tal como solía hacerlo en la página de Angelfire) las descripciones se reducirían a una sola exclamación de júbilo. Ya no está la zozobra del amor no correspondido (¿amor? ¿obsesión?), ya no está el deseo de la soledad compartida, ya no está la soledad en ese sentido. En ese caso, la página de Angelfire es el relato fragmentado del ascenso y caída de una persona dentro de mi corazón… y así se quedó.
A veces me gustaría volver a ella. Dejar de jugar (entonces esto sí es un juego), abandonar la partida y regresar al microcosmos en el que no hay número de visitantes, mensajes, opiniones, nada que no sean mis elaborados pensamientos cinco o diez veces al año. Alejarme de los que al parecer leen esto que escribo, los que concuerdan con lo que pienso y los que entran sólo para dejar mensajes ofensivos— al mejor estilo de las carreras de autos en las que uno de los participantes estrella repetidamente a su enemigo hasta dejarlo fuera de competencia… con la leve diferencia de que yo, en realidad, no quiero ser mejor que nadie: mi vida no es más estúpida ni más chistosa ni más profunda.
A veces quiero alejarme pero termino desistiendo, primero que todo porque mi vieja página se volvió imposible de modificar y segundo, porque jugar y dejar atados de palabras tirados por ahí no es del todo malo. Reírme de lo que constituyó mi infancia, de lo que oigo en la calle, de lo que simplemente pasa a mi alrededor, no puede ser un error mortal. Contar quién soy sin hacer de ello una obra barroca es simplemente un parte del gozo de mi vida, una vida que realmente me gusta y se ha despojado de ciertos formalismos. No busco ningún premio por mis divagaciones (salvo tal vez un Jeiler o un Raël D’Or, esos premios que uno entre risas ostenta pero con los que sigue teniendo derecho a salir desarreglado a la calle a comer paleta de droguería). No espero que mi blog se convierta en material de culto, jamás. Sólo espero que quien lo lea, lo lea, y quien no, pase derecho, que para eso tengo toda una lista de links.
Tal vez ha sido mejor haber hecho el forzoso cambio de página a blog, ahora que lo pienso. Fue así como hice alguna vez un cambio violento en mi corazón que también me despojó de tantos “querer ser” para simplemente ser, y en el transcurso, reír hasta las lágrimas.
SUENA: City Love — John Mayer
0 Responses to “Mi página/Mi blog”