“El cielo estaba tan azul, entre las chimeneas, que parecía recién lavado”.
“Por todo el mundo, en Londres y en Nueva York, en Africa y en el Brasil, así como en las tierras prohibidas más allá de las fronteras, en las calles de París y Berlín, en las aldeas de la interminable llanura rusa, en los bazares de China y del Japón, por todas partes existía la misma figura inconquistable, el mismo cuerpo deformado por el trabajo y por los partos, en lucha permanente desde el nacer al morir, y que sin embargo cantaba”.
George Orwell, 1984
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