Anoche soñé que todo lo que podía salir mal en el trabajo salía mal. Llegaba tarde, no encontraba el lugar, no podía escuchar bien porque había gente charlando a mi alrededor, repetía lo que el orador decía en vez de interpretar, no podía ni siquiera manipular el micrófono y todo el público me oía insultar a los distractores.
Entonces enfrenté la vida real con mucha cautela. Llegué tempranísimo y me puse a estudiar la presentación que me mandaron a última hora. Cada paso que fue saliendo bien fue un alivio, aunque estoy enferma y por momentos, durante la charla, sentí que se me apagaba el cerebro. Clic-clic, como cuando se va la luz momentáneamente y uno se ha perdido un gesto de alguien.
0 Responses to “No fue una premonición”