Ayer debí haber dicho: Esta es una discusión inútil. No tiene caso debatir sobre lo que hacemos por gusto, llámese pasatiempo, hobby, afición, pasión o “el aire que respiro”. Da lo mismo si empezamos a hacerlo desde chiquitos o a los 65 años; si da plata, felicidad, satisfacción o una vía de escape de algo desagradable que reside en el fondo de la mente. A nadie le importa si todo nos aburre rapidísimo o si el mundo es un buffet infinito de saberes y habilidades por explorar. Es absurdo cuestionar el lugar que tiene cada actividad en la vida del otro.
Pero no dije nada y me quedé con la sensación de haber perdido el tiempo defendiendo la validez de algo tan indefendible como el color favorito. Bah, re bah.
Demando dibujo de olaviakite tejiendo
Soy un mar de deudas de dibujos.